El jamón serrano se refiere a la pata trasera de un cerdo blanco, los mismos que se pueden encontrar en cualquier parte del mundo, estos cerdos son sometidos a una alimentación adecuada que incluye balanceado y cereales con la finalidad de que su sabor sea lo más delicioso posible.
Aunque su nombre cambia en algunos lugares del mundo, en España se le llama Jamón Serrano, en Italia, Prosciutto, en Portugal Jambon, cada uno con particularidades dependiendo de la región de crianza, la verdad es que cuentan con numerosos beneficios nutricionales y es parte de la famosa dieta mediterránea.
El jamón serrano es rico en minerales hierro y zinc, además de fósforo, potasio, sodio, calcio, proteínas y en vitaminas. Cuenta con grasas insaturadas, como el ácido oleico, con propiedades similares a las del aceite de oliva, elemento esencial en la dieta mediterránea. 100 grs. de jamón serrano aportan el 24% de consumo diario de vitaminas del tipo B y el 30% de proteínas.
65% del jamón serrano es agua, es un alimento de bajo aporte calórico, por lo que puede ser muy conveniente para las dietas hipocalóricas, esto no quiere decir que se debe abusar de su consumo, sino que es parte de una dieta equilibrada, como lo es la mediterránea.
La dieta mediterránea debe ser equilibrada, completa sin eliminar ninguno de sus nutrientes. Algunos de los nutrientes más utilizados son: aceite de oliva que contiene ácido oleico, carnes con su dosis de proteínas, frutas que aportan fibra y agua; hortalizas y verduras, frutos secos, huevos, derivados lácteos, legumbres, pan, pescado y por su puesto el consentido de esta forma de alimentación, el jamón serrano.
Recuerda mantenerte hidratado, hacer ejercicio y visitar a tu médico.